No soy conservador, pero mis sentimientos se ven contrariados por los festejos de la revolución mexicana. ¿Por qué?
En primera porque el porfiriato en mi opinión debió seguir su curso. Si, no era un camino precisamente justo para los sectores sociales pobres de aquella época. Si, es cierto era una oligarquía. Pero si lo comparamos con el resultado actual de la revolución no dista mucho, ¿verdad?. Ahora bien, Porfirio Díaz, Limantur y compañía sabían que rumbo darle a la economía nacional, y hoy día no se tiene idea de que hacer en este rubro. Para pronto, la paz orden y progreso, la "poca política y mucha administración" son preferibles a lo ocasionado por la revolución.
Mucha gente podrá criticar y despotricar contra mi posición pro Porfirio Díaz, pero si el desarrollo del porfiriato hubiese seguido su curso, se calcula (y no lo digo yo, lo menciona el internacionalista Mario Ojeda en su obra México antes y después de la alternancia política. Un testimonio) que México habría crecido a tal grado que no habría existido desempleo y los excedentes de producción habrían elevado el bienestar económico de toda la población. Entonces en que quedamos ¿era necesaria o no la revolución mexicana?
La respuesta por consenso general es que sí, yo digo que no. La nación mexicana tiene menos forma hoy de la que tenía con Porfirio Díaz. Las únicas instituciones de la revolución mexicana que tuvieron logros que podemos rescatar de la podredumbre corrupta en que derivó ésta por desgracia se llaman Universidad Nacional Autónoma de México y Fondo de Cultura Económica. La primera por ser el paradigma de la educación en América Latina durante el s. XX, y la segunda por abastecer de textos científicos básicos a toda América Latina durante ese mismo tiempo. El resto de las instituciones, unas más otras menos, se vieron empantanadas en la corrupción.
En segunda, respondiendo al ¿por qué? del inicio, está por supuesto, el peor de los males que aquejan al país desde la época del Virreinato, la corrupción. Si algo detuvo el potencial éxito de la revolución mexicana fue la corrupción. Los gobiernos de la revolución desprestigiaron sus postulados el día en que decidieron dedicarse a robar, el día en que convirtieron al Revolucionario Institucional en una secretaría de estado más, el día en que empezaron a endeudarse y endeudarse más, y así nos dejaron, endeudados. La revolución, que debió ser la liberación de todos nuestros males históricos, la conformación final del Estado-Nación Mexicano, termino quedándonos a deber a las mayorías.
En el panorama latinoamericano, México hace mucho que dejó de ser el hermano mayor, y ese papel ahora le corresponde a Brasil. De hecho, no temo equivocarme al decir que en Sudamérica nos ven ya con reticencia, lejos del resto de América Latina y muy cerca de los Estados Unidos de América.
México, como lo conocemos, es el resultado del compendio de los errores elevados a dogmas por la revolución. El reparto de tierras no dio ninguna solución a nadie, la "tierra y libertad" de Zapata se quedó en palabras, y esas se las lleva el viento. Zapata y Villa son el símbolo claro de lo que ahora es México, un país de forajidos, unos muriéndose de hambre en el querido sureste, y otros asesinándose entre ellos a lo macho en el norte del país.
México 2010, "Nada que festejar". Nuestro intento de "Welfare state" es un gran fracaso gracias a nuestro vetusto sistema fiscal, que permite que la grandes empresas del país, llámese Televisa y compañía, estén estafando al país con sus acciones de "caridad", que ante el fisco son utilizadas para anular el pago de impuestos. Su "Iniciativa México" es una cosa muy pequeña, para ellos es como quitarle un pelo a un gato esos millones que dieron como limosna a las personas de ese reality show. Y hablar del teletón es aún peor. Y ahora ya hay hasta candidato televisivo, Enrique Peña Nieto, nuestro futuro presidente, impulsado desde la televisión como desde una telenovela de esas que televisa sabe refreír muy bien. ¿Me estoy ensañando acaso con televisa?, la verdad si, hay muchos otros culpables, pero sus novelas si que son una tortura, así que ni modos, de algún modo, aunque sea con insignificantes palabras me las tenía que cobrar. Antes de terminar este párrafo debo aclarar, yo no apoyo a AMLO, pues es político y en ellos no se puede confiar, además PEMEX si necesita inversión privada.
La bola, la "robolución" como yo la llamo, no fue más que un aborto, una cosa muy fea que solo trajo consigo más atraso, que decepciono a todos y principalmente a los que participaron en ella, ya que los indígenas siguen siendo los más pobres, y el poder sigue de cualquier modo en manos de pocos.
No hubo dictadura militar en México durante el s. XX como las hubo en Chile, Argentina y Brasil; pero ¡vaya, si que hubo matanzas!, a propósito del 2 de octubre de 1968. Además el flamante nuevo Premio Nobel de Literatura, el señor Vargas Llosa, lo dijo muy bien: "la dictadura perfecta", aunque diga lo contrarios desde su tumba Octavio Paz; o sea esa organización criminal llamada PRI, que más desgracias que alegrías trajo consigo a este pobre país.
De entre los presidentes de la revolución solo rescato a uno, el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, pues era el único que tenía la gentileza de sentarse a comer con los más pobres, y fue el quién dio refugio a judíos austriacos que escapaban del régimen Nazi, y fue el también quién abrió las puertas a los españoles que escapaban de la Guerra civil y de las garras de Franco. El Gral. Cárdenas fue la única persona honorable que gobernó México en el s. XX, pues fue el además, dicho sea de paso, quién impulso a gente como Diego Rivera.
Así o más claro, la revolución nos robó, nos cantinfleó, y nos tiene ahora en un hoyo tan profundo que yo dudo que podamos salir de él. Lo único que puede salvar a éste país es la cultura y la voluntad impulsada por ésta, pero es difícil adquirir cultura cuando se ganan 500 pesos a la semana trabajando 12 horas al día, es difícil cuando la televisión abierta te muestra en su gran mayoría contenido basura, es muy complicado cuando los paradigmas de este país son una selección de fútbol de quinta y unos dramas televisivos mal actuados y más dañinos para la salud que el ébola y la leche cortada juntos.
Los mujiks de la Rusia zarísta (a quiénes tanto apreciaba Tolstoi, quién por cierto murió un 20 de noviembre de 1910) estaban en mejores condiciones que nuestros campesinos, que eran los que se suponía deberían haber salido más beneficiados por la revolución mexicana. Que triste sería para Emiliano Zapata ver lo que el campo mexicano sufre ahora, que triste sería para Pancho Villa ver como nos rendimos ante los gringos a los que él reto sin miramientos.
No soy conservador, pero mis sentimientos se ven contrariados por los festejos de la revolución mexicana. ¿Por qué?, por todo lo anteriormente dicho. Caray, Don Porfirio, ¿por qué tenía que irse? tan bien que se veía México afrancesado, como me hubiera gustado ver el Palacio Legislativo de Émile Bernard en lugar de ese feo armatoste inservible que es el monumento a la revolución.
Pero bueno, este 20 de noviembre, ¡que viva la revolución!, al menos por hoy ¿no? No está de más.
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