domingo, 24 de octubre de 2010

Porque la vida es "Biutiful"

Después de una frustrante semana, finalmente llego el viernes, y por supuesto que había que aprovechar para relajarse. A mi modo de ver, una de la mejores formas de relajarse es ir al cine, ver una buena película, y verse absorbido por la trama de esta.

"Biutiful" es tal vez la mejor película de Alejandro González Iñarritu, lo digo sin demeritar lo bien hechas que están "Amores perros" "21 gramos" y "Babel". Es un espíritu intenso el que impregna a "Biutiful", y en más de una ocasión pude uno sentirse conmocionado por éste filme. Es un filme que se debate de cierta forma en el surrealismo, sin perder foco de la realidad cruda que presenta. La Barcelona de "Biutiful" es una Barcelona que hiere, que respira sufrimiento, hedor, podredumbre, y eso es algo que hace muy efectiva esta obra maestra. Respecto a lo anterior, yo me hacía a la idea una Barcelona distinta a esta; digamos que al pensar en Barcelona uno imagina las obras de Gaudí, de Miró, el ambiente fresco y relajante de las películas de Almodóvar, o de la reciente "Vicky Cristina Barcelona" de Woody Allen, pero la Barcelona que nos muestra Iñarritu es tan sórdida como el D.F. de "Amores perros". Por otra parte, todas las escenas están llenas de intensidad, de emoción, uno no puede escapar de ellas, esta obligado a sufrirlas, a sentirlas, a vivirlas. Os juro que yo llore en más de una ocasión en la sala de cine, ¿por qué? porque la naturaleza de este filme es romántica, tierna, sincera, desgarradora, es un filme demasiado humano.

Y Javier Bardem, que se puede decir de este gran actor. Ni siquiera en "No country for old men" Javier Bardem llega tan lejos. Esta vez me maravillo la forma en la que se compenetró en la película; su interpretación es tal que Javier Bardem se diluye totalmente en Uxbal, solo nos damos cuenta de su presencia en los créditos. De Uxbal, su personaje, solo puedo decir que me fascino, me sentí hermanado con su condición, y es que todos estamos muriendo, unos más lentamente que otros, pero todos perecemos en nuestro intento por vivir y aprender a vivir. Y en ese intento, nos arrebatan muchas veces de un golpe las fuerzas, de la manera más impía, más cruel. Al final solo nos queda la resignación del no ser junto a la esperanza de seguir siendo, de encontrarnos al final con aquellos recuerdos que nunca fueron y que tanto añoramos.

Más de este filme no me atrevo a revelar yo, pues si alguien lee esto y aún no ha visto el filme debe verlo. Y si al final de cuentas, la vida es "Biutiful", de esa forma, no hay necesidad de corregirle tal como el título nos muestra y la vida nos revela, en ella hay que amar hasta que duela.

Debo decir, por no dejar, que Cannes hizo bien en darle 10 minutos de aplausos a esta obra maestra, que probablemente debió darle su prestigiosa "Palm d'or", y que el premio a Javier Bardem es inexpugnable. "Biutiful", aunque a mi parecer no es mexicana en lo absoluto, va a ser una digna representante, y me arriesgo decir que es la futura ganadora del Oscar a mejor película extranjera; claro que después del Oscar a mejor película a "Chicago" yo desconfío con absoluta razón del juicio de la Academia de Hollywood. De cualquier forma cuando una película es buena trasciende dichas cuestiones, y "Biutiful" no es buena, sino que es una obra maestra.

La verdad, denle un gran aplauso cuando vayan al cine, porque este trabajo es invaluable, se nota el esfuerzo de toda la producción. Un gusto fue escuchar de nueva cuenta la música de Santaolalla, enhorabuena por otra gran banda sonora.

Por último, ojalá se reconcilien algún día Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñarritu, pues aquella amalgama no deja de ser memorable, y fantástica. Enhorabuena de cualquier forma por Iñarritu, pues simplemente nos ha cautivado a todos, lo cual no está de más.




domingo, 17 de octubre de 2010

Comer, rezar, amar: el arte de vivir.

El día viernes pasado, después de una semana desastrosa, me decidí firmemente a olvidar todo de una buena vez, salí de mis aposentos y fui al cine.

El asunto era así tenía que elegir "Comer, rezar, amar", o ver alguna cosa poco interesante a primera vista. Tan poco interesantes eran las otras opciones que ya ni las recuerdo. Espere al inicio de la función cuarenta minutos en un café cercano, bebiendo una buen americano (para que me lo rellenarán), escuchando a una simpática cuarentona cantando con un karaoke y leyendo "los hermanos Karamazov" del buen Dostoievsky.

Ahora si, mi crítica. "Comer, rezar, amar" es una historia bonita, simpática, agradable de ver. Su único defecto es provenir de un best seller, porque esas historias casi siempre terminan siendo ramplonas. La ramplonería, sin embargo, se ve superada. Con esto no digo que sea la película del año, pero puedo recomendarla sin temor a equivocarme que el que la vea pasará un buen rato en la sala de cine

El inicio de la película peca de tenue, muy acorde con el "american way of living" tan simple como el cafe americano, del que tomo varias tazas y no me crea ningún efecto. Pero la historia mejora recién llega Elizabeth a Italia. La magia de un país tan hermoso como Italia a de darle sabor a cualquier historia, por cruenta o ramplona que sea. No uso el termino ramplona para adjetivar esta historia con dureza ni con desprecio, simplemente mi propósito es dar a entender que por muy buena que sea, al final carece de fuerza para impresionar a los cinéfilos más duros. Pero bueno, regreso a mi crítica. La parte de Italia es sumamente fascinante, puesto que nadie conoce mejor el arte de vivir que los italianos. La música, la comida, il cinema, todo el arte italiano es vida pura al nivel máximo de goce. No pudo ser más atinada la decisión de la señora Gilbert que buscar el sabor de la vida en Italia. Ver a Julia Roberts disfrutando todo ese ambiente sin remordimiento ni empacho causa verdadera envidia. No busco contar la historia para aquellos que no hayan leído el libro o estén dispuestos a ver el filme, pero tengo que hablar de mi parte favorita de éste. La visita a aquella construcción derruida y sucia que alguna vez fue el corazón de la Roma de Cesar Augusto fue lo más acertado y maravilloso del viaje de esta mujer, pues nos habla del renacer, de como de las ruinas, de las deprimentes ruinas de aquello, ha surgido algo tan maravilloso, tan bello, tan perenne como la Roma de hoy día.

El viaje de Elizabeth Gilbert, no se mide por las millas que esta recorre, si no por el proceso de reencuentro consigo. La historia nos habla del proceso que conlleva aprender a vivir. Bien lo decía Sócrates en su apología, "porque una vida sin examen no es vida". El resto de los viajes no los cuento, no me corresponde.

Ryan Murphy, director en este filme, logra de un modo inexplicable su cometido. No es genial ni es un genio, pero es sí, se las ingenia para que lo que hace quede bien hecho.

Hay que destacar a Julia Roberts, pues hizo un esfuerzo por adentrarse en el personaje, por ser menos ella y más Elizabeth Gilbert, trató de encarnar con la mayor intensidad posible al personaje. Sin embargo es la actuación de Javier Bardem la que más me convence, por que interpreta a un personaje de corta aparición, pero es muy contundente, sin necesidad de hacer mayores esfuerzos, no en busca de protagonismo, sino en busca de ver que rasgos particulares podía darle a Felipe.

"Comer, rezar amar", es aleccionadora, relajada, uno se lleva un buen sabor de boca (y muchos antojos de pizza) además demás de una reflexión acerca del equilibrio en nuestras vidas. Y claro, eso si que no está de más.


sábado, 9 de octubre de 2010

Feliz cumpleaños, John Lennon

Mi querido John, hoy imaginaré que aún sigues con vida, y por tanto, te felicito por tus maravillosos setenta. Haré de cuenta, que sigues escribiendo magníficas canciones, que aún nos deleitas hoy con tus notas, que aún nos muestras lo mejor y lo más conflictivo de tu ser a través de la música. Imaginaré que sigues protestando, buscando ser ese héroe de la clase trabajadora, tratando hacer de este un mundo mejor.

Y es que el mundo ya es mejor por ti aunque no lo creas, pues no sería lo mismo sin tu música; gracias a ella hemos viajado a través del universo, hundiéndonos en piscinas de pena y olas de alegría, hemos volado libres como un ave, y hemos entendido que no importa si la mitad de lo que decimos no tiene sentido siempre que lo hagamos con el corazón.

No podrías cumplir de mejor manera tus setenta años. Hoy, imagino que celebrarías a lado de tus hijos, de Yoko, y por supuesto de tus amigo Paul, George y Ringo. Seguramente recordarías, al apagar las velas de tu pastel, como tu bien has dicho: "Life is what happens to you while you're bussy making other plans".

Pensándolo bien, no tengo que pretender que aún sigues con vida, pues eres eterno a través de tu música y por ello tu espíritu vivirá por siempre en nuestros corazones. Gracias a ti imaginaremos siempre que un mundo mejor es posible.

No hay nada más que yo pueda decirte hoy, pues tienes el amor y agardecimiento míos y del mundo. Feliz cumpleaños, mi querido John.


sábado, 2 de octubre de 2010

La Rosa Púrpura del Cairo

En mi intento por ver todas las películas de Woody Allen, he pasado muchos momentos de satisfacción. Hasta el momento, no me he visto decepcionado por ninguna. Las últimas que había podido ver eran "Anything Else" y "Cassandra's Dream", que aunque no son geniales son bastante buenas, recomendables de hecho, una como comedia y la otra como tragedia.

"La Rosa Púrpura del Cairo" es una película que hay que comentar, porque puede y debe ser descrita como genial. La combinación de la realidad con la ficción no es algo nuevo, pero el desarrollo que tiene en el filme me parece sobresaliente, pues ha de poner en perspectiva al espectador. ¿Cuántas veces no imaginamos que nuestro mundo podría convertirse, por lo menos un instante, en la realidad alterna de una película?, ¿cuántas veces no quisiéramos que la realidad fuera como en las películas y que todo tuviera un final feliz? Esta premisa es la que nos plantea Woody Allen al sacar a un personaje de una proyección y llevarlo a la realidad, al llevar a un personaje que se asume como real a la realidad de dicha pantalla de cine.

Es una proposición simple, pero que encuentra intensidad en el escenario de la crisis de la década de los treinta, pues es en época de crisis económica cuando más se recrudece la realidad, cuando más historias tristes y desesperadas encontramos a nuestro alrededor.

El guión es bueno no solo por su estructura, sino por su espontaneidad; Woody Allen emprendió vuelo al iniciar la redacción de esta historia, no tuvo restricción alguna para hacer diálogos naturales y amenos, para establecer situaciones verosímiles en lo inverosímil, para envolvernos a nosotros, espectadores en el juego de la historia, para introducirnos intelectualmente en la película. Todos somos en alguna forma Cecilia, el personaje de Mia Farrow, indefensos ante un mundo infame, esperando a que el amor perfecto arribe con la frase precisa, la sonrisa perfecta, el beso apasionado como esculpido por Rodin, y por supuesto la inflatable música de fondo, pues no hay que olvidar que todas nuestras pasiones se potencian con la música.

Y que música la que utiliza Woody Allen para este y todos sus filmes, siempre hay alguna canción o alguna pieza para recordar. En esta ocasión es Fred Astaire, otras veces es Caurso o alguna maravilla del jazz.

Al final de la película como en la vida, la realidad ha de ser distinta, por que es caprichosa, porque es incongruente, porque la vida es cine, pero no es como en el cine. Casi me atrevería a afirmar que sin quererlo Woody Allen terminó haciendo una tesis sobre el cine, pues éste es un tema que se podría discutir largamente. La forma en que la película esta filmada es muy buena, las transiciones de plano en plano, de escena en escena, todo es limpio, bien hecho, al grado que es posible disfrutarlo sin tener que poner mucha atención.

Nada se le puede reclamar al cine, pues nos hace felices la mayor parte del tiempo. Todos amamos y odiamos a los personajes por su excentricidad, por lo absortos que están en sus roles. De tal forma es como los describe Woody Allen en esa pantalla en blanco y negro.

Nada puede reclamarse tampoco a la realidad, pues es como es, y hay que amarla por tal, aunque no nos ofrezca la fantasía, el glamour y las excitantes secuencias que nos ofrece el cine.

"La Rosa Púrpura del Cairo", una película que hay que ver, admirar, sobre todo disfrutar, pues al final, el cine, es para disfrutarlo, no está de más.