domingo, 30 de mayo de 2010

¡Eres grande, McCartney!

El jueves 27 de mayo, la espera fue larga, muy larga, desde que llegue con apuro a las cinco de la tarde a hacer fila en el foro sol, con el sol de frente, cansado por un viaje largo previamente. Pero no importaba, de antemano sabía que esperar un poco más valía la pena, y así inicio la entrada al foro, ansiosa, y después echarse a correr con todo, dando más de lo que la condición física proveía para tratar de conseguir el mejor lugar posible en el acceso d, y una vez habiendo conseguido el codiciado lugar la espera continuaba, larga, tortuosa, siempre de pie, con la agitación de la carrera aún presente, pero con la esperanza de que poco casi nada faltaba para escuchar, para ver, aunque sea de lejos, a la leyenda viviente. La lluvia amenazaba con llegar y empaparnos a todos, pero al final cedió como si supiera que era una ocasión especial para los 55 mil ahí reunidos. Rompiendo con la tradición de la puntualidad inglesa, Paul empezó el concierto unos minutos después de las 21:00, y los gritos de todos, incluyendo los míos, no se hicieron esperar. La velada fue mágica, los clásicos como Day tripper, Paperback writer, Let it be, Hey Jude, Yesterday, coreados por todos al máximo, y sus canciones conocidas mas por aquellos que sabemos de su existencia como Letting go, Highway. El momento más conmovedor fue sin duda cuando cantó Something, diciendo en un español esforzado pero bien pronunciado: esta canción se la dedico a mi amigo George. Así transcurrió la mágica noche, con encendedores al unísono siguiendo los ritmos en el foro, con todos coreando y gritando, aplaudiendo y sonriendo, ante la magistral interpretación de un grande, el artista con más números uno a nivel mundial, el amigo y socio de Lennon con quién llevó ese tour mágico y misterios llamado The Beatles, el que hizo dueto con Stevie Wonder y con Michael Jackson, el que cierra los conciertos importantes como los Live Aid, o el del jubileo de la reina Isabel II. Tu, McCartney, tu que por más de cuarenta años te has entregado con pasión y suma dedicación a tu público, tu que casi rayando los setenta todavía te esfuerzas por deleitarnos con tu genio, tu McCartney, eres grande, muy grande, tu eres nuestro Mozart, nuestro Beethoven, eres tan grande que el Sir te queda corto, y si quieren cuestionarme al respecto que lo hagan, porque no importa, porque esa noche la recordaré toda mi vida corta o larga como sea que sea, y por que tu McCartney, ya no tienes nada que probar, la historia probablemente se olvide de mi y de los miles que te disfrutamos aquella noche, pero de ti no, porque tu McCartney, tu eres grande, muy grande, gracias eternamente por tu música.

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