viernes, 31 de diciembre de 2010

El tiempo, que nunca es tiempo

En nuestro afán por contar los días y las horas que transcurren, las transcurridas y las que quién sabe si están por transcurrir, le damos nombre al tiempo, que nunca es tiempo.

Y quién sabe si nosotros realmente somos o no somos más que una invención nuestra al igual que el tiempo que pasa se aleja y nos deja, y nos supera porque ya es antes de llegar. El tiempo nunca fue tiempo y nosotros no somos ya los mismos.

 Así medimos neciamente los años, y ahora hasta las décadas, aferrándonos a ser a toda costa, sin fin visible en el horizonte. Quisiera decir ¡así se va el 2010!, ¿pero cuando vino?, así se va esta década ¿pero realmente fue esta una era como todos pretenden?. No, no hay nada aquí de lo que me este despidiendo, es más bien la continuidad de un tiempo que no es tiempo.

Pretendiendo que las cosas son, digamos pues que fue un buen año, con días difíciles y otros de absoluta felicidad. 

A la década, si es que existe tal cosa, la despido como una bella época, de películas maravillosas. 

Cómo olvidar a la soñadora Amelié Poulin, o aquel viaje de memorias perdidas de Jim Carrey y Kate Winslet. 

Nunca podre olvidar el día en que me perdí en Tokio, sea por el idioma o por la solitaria torre de Babel ahí edificada.

Y que decir de la espera infinita para saber que sucedería con aquel anillo que nos gobernó a todos por varias horas en la oscuridad de la sala, o la historia de ese mago "desadaptado" que los literatos desprecian pero que igual entretuvo a una generación (la mía, por cierto).

No olvidaré las aventuras de ese simpático pirata que nos llevo a navegar al fin del mundo, y que otro día nos hizo llorar llevándonos a la tierra de nunca jamás.

Rememoro los viajes increíbles en el inexistente tiempo del que les he hablado, los días que precisamente nunca fueron días para el señor Botón (Button pues) que nació siendo viejo y cuya noche en realidad fue día y viceversa.


Me alegró mucho también conocer esa tierra de fantasía a la que llaman Narnia, pero si de viajar hablamos por que no hacerlo desde una escafandra con la libertad de una mariposa, o por medio de un castillo que gusta de ser vagabundo.

Cuando las películas nos hacen recordar otras vidas, no hay nada más dramático que saber que todo ello acaso alguna vez le sucedió a alguien, como la maravillosa historia de aquel gorrión que un día alegro los campos elíseos, o la triste historia de aquel hombre que lo único que quería era poder seguir tocando el piano aún después de ver transcurrir los días más cruentos de un siglo.

Tal vez esas personas aprendieron que el pez más grande es aquel que nunca se dejo atrapar, aquel que se le ocurrió hacer una fantástica fábrica de chocolate.

Hubo días para una violencia poética, de katanas vengadoras y nazis salidos de la ficción más desequilibrada posible.


Otros días fueron para la violencia terrible, perdida en Texas o entre pnadillas de la gran manzana, digo, New York.


Y que decir de la violencia salida del comic, tan poco notables las telarañas pero tan genial el risueño psicopata enemigo de los murciélagos.


Otros días la violencia fue descontento, fue ocasión para rezar por los hijos de los hombres, para buscar la libertad al ritmo de Tchaikovsky y una gran explosión.


La fortuna nos fue hecha para todos, el amor puede verse muy de cerca, pero al final estar muy lejos; sobre todo cuando se tiene un alma tan ligera como de ventitantos gramos.

Buona fortuna signora Malena, buena fortuna a todos  es tal vez lo único que podemos desear para los otros, en este mundo que es más extraño que cualquier ficción.


En toda ficción, por ficticia o real que esta sea, los amigo son imprescindibles, no hay nada como ser una amigo fiel hasta el final.

Me tardaría otra década (si es que eso existe) en contar las aventuras vividas, aunque sea en la ficción, pero eso si, bien vividas. 

A destacar entre la ficción de micropantalla a mi amigo el doctor cojo y misántropo, mi nuevo amigo el alien ebrio y de sexualidad ambigua, y muchos otros amigos al igual de la ficción.


No, no olvido a mis amigos "los de carne", pero esa es otra historia, o sea, otra ficción que no es ficción.

Y que buen año,después de todo, si es que a esta ficción se le puede llamar año, pues pude ver a mi ídolo Paul McCartney, aunque sea de lejecitos, pero lo vi.

En esta pretensión vanidosa de nosotros los seres humanos de medir el tiempo que ya no es tiempo y que nunca lo fue, a quién lea esto (y a quién no también) le deseo la mejor de las suertes en el año "venidero". 

sábado, 11 de diciembre de 2010

Una tarde para el "Nowhere boy"

Las personas viven mientras estén en nuestros pensamientos.

Después de mi última entrada en este blog el 8 de diciembre pasado, decidí ir a ver "Nowhere boy", que fue proyectada en la Casa de la Cultura en la ciudad de Puebla. Para mí sorpresa tuve que hacer fila, pues fue mucha gente a verla.

Dicha proyección fue un digno homenaje a John Lennon, precisamente porque "Nowhere boy" nos habla muy íntimamente de John Lennon en los albores de su vida, y nos hace entender con mayor claridad la naturaleza de este único personaje. A costa de su dolor fue que tuvimos la oportunidad otros de disfrutar, pues su arte es la expresión de ese dolor tan profundo y terrible.

"Nowhere boy" es una película que hay que ver, pues es maravillosa y conmovedora hasta las lágrimas. No hay más que decir, salvo que todos aplaudimos al final de la función.

Así transcurrió pues, aquella tarde que culminó con una fría noche. Saliendo de la sala, por alguna razón desconocida me desvié de mi camino y me encontré con la placa que recién había puesto el ayuntamiento en honor a Lennon. Ahí se encontraba un pequeño grupo que había colocado unas velas y flores ante la placa, y al igual había desplegada una lona con la imagen estampada del monumento Strawberry Fields de Central Park, esa que dice Imagine. Me detuve un instante, y entonces un señor de unos cuarenta años dio un sencillo pero emotivo discurso en honor a John Lennon, exhortándonos a todos los presentes a seguir en la búsqueda de la paz mundial que él tanto nos pedía.

Seguí después mi camino, no sin derramar una lágrima, pues fue francamente muy conmovedor aquel suceso. Pensé por un momento en todo aquello que Lennon logró pese a todo aquello que le fue negado, lo cuál siempre hace más difícil pensar en lo abrupto de su asesinato. Así terminó aquella noche, y con ella, mi sincero homenaje recordando a un grande: John Lennon, el nowhere boy, y eso no está de más.



miércoles, 8 de diciembre de 2010

Treinta años sin John Lennon

Terrible es cuando se quiere volver a empezar y la vida se trunca. Con John Lennon se murieron todas las esperanzas que se creían tener terminada la Segunda Guerra Mundial. Tantas ilusiones había de que el mundo pudiera ser libre y mejor. Pero la vida, esa que se especializa en ser injusta, se llevo consigo todo aquello bondadoso que podía dar el siglo veinte al morir John Lennon. Y aquí estamos, tanto tiempo después, arrasados por los excesos y vicios de este mundo.

Ese mundo que Lennon nos pidió imaginar esta lejos de ser hoy día. No, la globalización no ha representado aún ese camino de unión entre los pueblos, por el contrario, ha recrudecido la desunión. La religión sigue matando gente, las posesiones son lo que nos define ahora más que nunca.

Aquella revolución musical que John Lennon propició dio grandes frutos de los que gozamos aún hoy día, y solo podemos estar agradecidos por que ese pequeño granuja de Liverpool nos hubiese dado tantas satisfacciones. Así era Lennon, un nowhereman que no sabía a donde se dirigía, hasta que un día hizo de su propio mantra su única y verdadera religión: Jai guru deva om, nothing's gonna change my world.

Así fue una de las más grandes figuras del s. XX y de toda la historia de la humanidad. ¡Vaya que era más grande que Jesús!, y eso sin necesidad de proclamarse dios. 8 de diciembre es otro de esos días que deben vivir en la infamia, pues es tan poco el talento auténtico entre los seres humanos que una pérdida tan grande deja un hueco que simplemente no se puede llenar.

No hay palabras suficientes para expresar la tristeza que causa llegar cada año a esta fecha pensando en que el buen Lennon pudiese estar aún con vida, enseñándonos que cuando un sueño termina no es el fin de todo, pues es entonces que la realidad empieza y hay que luchar por ella.

El legado de John Lennon vivirá por mucho tiempo, tanto lo maravilloso hecho con The Beatles como todo lo espléndido que fue aquello que compuso como solista. Ahora más que nunca hay que estar dispuestos a empezar, ahora más que nunca hay que sumarse al sueño de Lennon, ahora más que nunca hay que imaginar que un mundo mejor, es siempre posible. No lo olvidemos, como decía el buen John, "love is the answer".

Gracias eternas, mi querido John.

(lamento no poder ponerles el video pero el estúpido youtube no me permite cargarlo, así que aquí les va el link, disfruténlo) http://www.youtube.com/watch?v=IhhJqJV_u6M


domingo, 5 de diciembre de 2010

Rusia si, Qatar no. PD: de Wikileaks para México

Primero lo primero. Aunque en Europa mi candidato era Inglaterra, tengo mucho respeto por la cultura rusa, sus grandes compositores, escritores, ajedrecistas, y demás genios que ha visto nacer dicha nación. No olvidemos que además la selección rusa ha avanzado bastante (poco le faltó para ir al mundial, en una eliminatoria de verdad), jugadores rusos como Arshavin están destacando en los torneos europeos, y millonarios rusos como Roman Abramovich han metido sus millones en equipos de otras ligas. En fin, aparte de ser una cultura rica y milenaria, un país de 144 millones de habitantes, , el territorio más grande sobre la tierra, Rusia esta pujando por un lugar en el panorama del fútbol, y tiene todo para realizar un evento deportivo de esa magnitud (de hecho ellos organizarán los juegos olímpicos de invierno Sochi 2014). Mis más cálidas felicitaciones a los rusos por su triunfo, y ojalá que sea una gran copa del mundo.

En segundo lugar, mi gran disgusto, Qatar. No es sólo el hecho de que sea un país del islam (si, ese punto me causa conflicto ¿y qué?), si no también el hecho de que pagarán ese mundial con su dinero mal habido del petróleo extraído de su árido terreno. Supongamos que paso por alto lo anterior, pero no me digan que un país de 900,000 habitantes puede hacer un mejor mundial que uno de 300,000,0000, cuenten los ceros de diferencia en las cifras y será fácil identificar que país se llenaría los estadios durante la competencia y cuál no. No tengo forma de sustentar lo que voy a decir, pero no puedo evitar pensar que los representantes de la candidatura de Qatar le llevaron un maletín con muchos petrodólares al señor Blatter, quién por supuesto no pudo decir que no a tanta tentación. Claro, es lo que yo pienso, más no tengo forma de probarlo, aclaro que solo es una conjetura. De la agradable temperatura de Qatar mejor pas de commentaires; y que tal su loco plan de ingeniería, bueno, tal vez sea el único punto destacable, pero la verdad me parece un derroche impráctico. Amén que esta decisión como a la gran mayoría del público no me gusto, y si Sudáfrica se quedo muy cerca del fracaso (que conste que España, Alemania y el pulpo Paul Requiescat In Pace, la salvaron de no serlo), Qatar va para alá, digo, para allá. La FIFA no aprende, o tal vez si ha aprendido demasiado bien pero en cuánto a la corrupción de alto nivel, la verdad es que no se sabe ni se puede asegurar dicha cuestión.

Hablaba yo de Wikileaks y de lo contento que me ponían sus fugas a mitad de semana (ni las fugas de Bach me causan tanta felicidad caray). Pues bien, el asunto México aunque no es tan escandaloso como yo hubiera deseado, si esta muy bueno. El asunto es muy simple: el ejército es cobarde e ineficiente en la "lucha contra el narco". Y no lo estoy diciendo yo, lo dice la embajada de Estados Unidos en México de parte del excelentísimo Carlos Pascual al Departamento de Estado de la señora Clinton. Lo más patético de este asunto es sin embargo los pueriles intentos de los políticos mexicanos a la hora de criticar a Julian Assange y sus Wikileaks, como Beltrones y su respaldo al presidente tan falso como solo las declaraciones de un político mexicano pueden ser (así es, no tengo con que comparar su falsedad, pues el político mexicano es lo más falso que existe en el universo, amén que hasta la teología es más verídica en sus sofismas y dogmas). Así si estoy de acuerdo con el intervencionismo de los Estados Unidos, claro, siempre y cuando se fugue lo que piensan en realidad, porque sus hipócritas felicitaciones no me las trago .

Una vez más, gracias San Julian Assange, ni Tomás de Aquino se te puede comparar (además el padre seráfico era un misógino asqueroso) tus fugas de información son música para mis oídos, y esos gringos que son muy cristianos tal vez deberían pensar en esto:" la verdad los hará libres". No siempre se puede saber la verdad, pero cuando si, no está de más.

Palabras que no son mías

El primer viaje, la primera vez, esa maldita primera vez, y todas las demás primeras veces de otras tantas, ustedes me entienden. De todas esas tantas veces que le vienen a uno a la cabeza, es la primera vez que se trata de concebir algo la más dolorosa. Nos son estas sin embargo mis palabras, las tomo prestadas de quién sabe dónde porque yo no las tengo y nunca las he tenido.

Todo es un ciclo que comienza allá en esos albores, y cuando uno se da cuenta ya está en camino algo completamente distinto, cuando uno trata de ser, de mostrarse como es. Tomar riesgos innecesarios se convierte en algo necesario para encontrar el camino. Haciendo memoria uno al final no llega a ningún lado, pues la vida es tal y como un amigo a quién no conocí decía que era la felicidad, como un arma caliente, no sé ni cómo explicar eso que acabo de decir.

Uno trata de ser agradecido cuando la vida le sonríe ¿no es cierto?

Pero llega el día en que uno se rebela contra todo, contra sus padres, contra el sistema, y finalmente contra dios; y lo escribo con minúsculas porque desde el día de mi rebelión así ha sido y así será. Ese dios no puede esperar ya nada de parte mía, Ni siquiera mi amor puede ya pedir, que terrible, que miserable es todo eso que hago yo. Pero si es que existe estoy seguro de que lo que él desea es que sea tal como soy, libre, sin ataduras trasmundanas. Desde aquel día el mundo ya no puede tampoco reclamarme nada, no tienen derecho a pedir ya, nada más de mí.

Uno siempre termina arruinando las cosas. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? Me decidí por el mundo, y cuando me vi en el espejo ya no había reflejo alguno. Mucho tiempo hace de eso, pero nada se hasta ahora de cómo conseguir el mundo. Me temo que alguien más se ocupó ya de esa labor, y me ha dejado con un terreno polvoriento y desértico, en donde todo lo que se venden ahora son ilusiones, y los idiotas, melancólicos, y desesperados por igual las compran al por mayor.

Uno no puede arruinar aquello que no se puede ya poseer. De modo tal que vivo en la ruina, escribiendo con palabras que no son mías. Soy una ruina, un abyecto, no valgo más que la mierda defecada en los baños públicos. No logro sentirme de otra forma, de modo tal que me da gusto que este a la vista de todos. Así ha transcurrido mi vida, sin poder vislumbrar nada mejor que esto, robándome las ideas de otros, mintiendo. No tengo nada, más que mi amigo el dolor disfrazado de vicio. Solo deseo que vengan todos a verme, para que vean la desgracia en que se ha convertido este patético ser. Pero que importa, si al final en este mundo de ilusiones vacías el mundo aprecia este espectáculo.

Ser estúpido es equivalente de la felicidad. Hace tiempo ya que ella rompió mi corazón. Hasta las crudas se sienten bien en esta situación. No hay nada más satisfactorio que descubrirse estúpido, pues puede uno excusarse ante el gran público, también imbécil por cierto.

Conocí a esta chica, a ella le gustaba jugar. Me pidió un día atarla a mi destino, pero que triste destino ha de ser el mío. Me dijo que el peso de su pasado era demasiado, al grado que su dolor era insoportable. Entonces lo comprendí, y le prometí que la ataría mi destino, pues yo también conocía lo que ella sentía.

Ja, he llegado a ese punto, lo que escribo es mediocre y ya no describo bien lo que siento.

Nadie me conoce como yo, y sin embargo, que aburrido es lo que tengo que decir. No me puedo quejar. Iba a preguntar algo torpe, así que mejor pregunto ¿qué puedo hacer? Si mi mundo hoy día está más que resuelto, ¿de qué podría yo quejarme? Pero no, la voluntad de la ironía es mayor, y yo se que está mal, pero nada puedo hacer, más que pretender que siento lo contrario.

Siempre algo estropea nuestro paso por este mundo. Mi mente es un completo caos, y en todo caso, ese obstáculo. Pensar es una maldición, ya deberíamos habernos dado cuenta a estas alturas. Y ¿qué más da, darle todo a nuestros pensamientos, entregarles todo con absoluta renuncia?, si al final no queda más que el testimonio de nuestra gran vanidad. ¡Oh, pensamiento! Vil enemigo, gran facilitador de nuestras desgracias, gran obstáculo d nuestras vidas.

Otra más de mis absurdas historias viene a mí. Bueno, no es mía, es de los noticiarios. No embellecen las noticias nuestra vida. Tanto morbo saciado quita el apetito. Miren lo que hemos hecho de nuestro mundo, ¿quién necesita ver las cosas en vivo si todo nos lo cuentan?. Había una vez, eso fue lo que empezó todo en verdad, si no lo supiera yo.

¡Qué harto estoy de quejarme!. Deberían todos hartarse de ello. Conozco un modo terrible, solo es cuestión de ejecutar lo que ya tengo en mente. Pero no nos adelantemos. El mapa es más extenso que el territorio, tanto que no sé donde termina aún. Ahora sí, perderé en efecto mi alma, ¿no se pierde acaso cuando uno muere? Por lo mientras no vislumbro aún el final, falta todavía algo de tiempo, tal vez la eternidad completa, que tarda mucho en acabarse, sobre todo al final.

Y ¿qué tal?, usando palabras que no son mías otra vez.

Todos los hombres seremos renovados al final. ¿El infierno?, pero si ya estamos aquí, en ese mismo infierno. Hace mucho tiempo que morí, gracias a ella, que lo ha sido todo, que no ha sido nada, que no es nadie, que es todas aquellas de otro tiempo. Como me gusta aquella historia de la virgen cuyos condenados son perdonados apenas unos días. ¿Cuán valiosos son esos piadosos días?

Habiendo muerto me disculpo, pues lo demás no importa ya un carajo. Y no tengo ya nada que decir. Tuve un amigo que era diferente, y que era de una naturaleza parecida a otro amigo a quién tampoco conocí, como aquel al que mencione en otro párrafo. Que cortas se quedan las palabras siempre, tan muertas como el papel en el que son impresas. Ya nada tengo que decir, y aquí me tienen, escribiendo estupideces. Pido disculpas por todos los inconvenientes ahora que aún puedo, después tal vez sea demasiado tarde.

Y aquí empieza mi v verdadero calvario, mi martirio, el día en que la conocí, que fue también el día en que me engaño, hasta bromeo inútilmente ante ese hecho, ante ese día. Y así murió el último resto que me quedaba de alma y de corazón. Ya ni lágrimas tengo para describir lo que aquí expreso. ¿Qué más da esperar en el frío de la noche, en el viento inclemente?. El bosque sabe muy bien de secretos, y el de ella más que ninguno. Las cabezas de todos nosotros se escindirán. Le dije que no me mintiera, y así lo hizo, el día en que nuestros destinos se ataron hace tiempo ya, fue fatal, brutal, y ella no mintió, dijo la verdad, pero mintiendo respecto a su dirección. El sol no brillará más, en el frío de la inexistencia ha de quedar mi alma. Y duele, y no me importa, porque yo soy el sufrimiento, conmigo muere el más sangriento y doloroso de los siglos, en búsqueda de la verdad. Así es, como finalmente ha sucedido todo, en la angustia, en el dolor, eternos ambos, infelices y eternos, ahogados en mi grito, y en ese grito incompleto muere también, mi siglo, del cuál soy, el último hijo.