martes, 21 de septiembre de 2010

Una entrada personal

Estuve en la Ciudad de México para ver los festejos del bicentenario, y la verdad es que fueron muy malos considerando la expectativa que había al respecto; los festejos no pasaron de ser los mismos de siempre y un poco más. En el desfile militar me hubiera gustado ver contingentes militares extranjeros mostrando su poderío, se agradece el gesto de mandar a algunos efectivos de los países asistentes, pero yo esperaba más. El café descafeinado me sabe mejor que los festejos vistos con mis propios ojos, y no puedo decir que me sorprende porque el fracaso de estos festejos estaba anticipado por muchos periodistas. Lástima, en cien años si México sigue existiendo ya tendrán otros la oportunidad de hacer algo mejor, la verdad es que se extraña al gobierno de don Porfirio Díaz al ver en lo que resulto este festejo.

En mi viaje conocí a un ciudadano belga, Pieter Mathysen me decía que era su nombre, un chico interesante a decir verdad, contándome sus experiencias y visiones de México, algunas placenteras y otras no tanto, alguna bizarras. Pieter me pregunto muchas cosas acerca de México, y yo expliqué lo mejor que pude, pero al final mi mejor recomendación fue: lee a Octavio Paz, "El laberinto de la soledad". Y como no recomendar la mejor obra ensayística de Paz, si por más que pasen los años y muchas cosas hayan cambiado tal parece que la naturaleza del mexicano sigue siendo la misma. Pieter me contó además algunos detalles de su vida, los cales parecían sacados de una película de Woody Allen, los cuales por el momento no me atrevo a revelar en este blog por respeto a la privacidad de mi nuevo amigo.

Llovió mucho aquellos días en la Ciudad de México, no podría describir cuanto, me enfermé de tal forma que cuando regresé a clases no pude participar en un concurso de oratoria debido a que apenas podía articular frase alguna sin comenzar a toser. Mi visita tuvo algunos aspectos frustrantes que no me interesa comentar aquí pues o tiene ningún caso, salvó para decir que me llovió sobre mojado, que muchas cosas que deseaba hacer no pude hacerlas.

Hube escuchado una clase de marxismo vs positivismo muy interesante en casa de un profesor amigo de mi hermano, que fue donde me hospedé; yo prefiero no tener que tomar partido en posición alguna, pues ambas argumentan muy bien sus puntos de vista; amén que siempre hay que estudiar estas cuestiones a fondo pero sin apasionamientos que no nos conduzcan a ningún sitio.

Anoche, aquí en mi cuarto en Puebla desde donde escribo, ví "American Beauty" de Sam Mendes, reflexioné sobre la vida de Lesther Burnham, el protagonista encarnado por Kevin Spacey. La belleza de la vida constituye el poder vivirla en plenitud hasta el último instante, dejándonos llevar de la mano por ésta. ¿Cuántas veces nos han dicho esto a lo largo de la historia, en la literatura, la música, el cine? yo creo que muchas, todo el tiempo, simplemente cuesta dar cuenta de lo cierto que esto es, las vicisitudes de la vida moderna, la búsqueda de la satisfacción de necesidades, algunas de ellas banales y no tan básicas, nos apartan de esta hermosa verdad.

Una entrada personal, después del letargo que significó no escribir la semana pasada, desconectado del mundo aunque inmerso en el. Podría haber escrito acerca de cada una de estas cosas por separado, pero preferí hablar de ellas como un conjunto, pues así es como las siento. Expresar nuestro sentir, no está de más, saludos a quién lea esto.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

"El infierno" de Luis Estrada

Porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, hay que ver esta película. Y es que Luis Estrada con Damián Alcázar nos muestran siempre con honestidad y plenitud la realidad social tan polifacética de nuestro México. "El infierno", nos hace ver con un doloroso humor negro la realidad de México, que aunque por suerte no resulta ser una realidad generalizada en todo el territorio, existe. Inicialmente creí que la clasificación C era un intento de censura, pero a final de cuentas el filme la tiene bien ganada.

Una historia simple y hasta cierto punto predecible, que sin embargo nos ofrece una imagen honesta y reflexiva de lo que sucede con el problema del narcotráfico. "El Benny", un pobre infeliz, un desafortunado que regresa de los Estados Unidos a su pueblo natal, da cuenta de lo mucho que las cosas han cambiado en en país y particularmente en su lugar de origen después de 20 años, que no son pocos y menos considerando lo revolucionado de nuestros tiempos. Lo demás, como mencioné, es fácil de imaginar, "El Benny" trabaja como sicario del principal capo de su localidad y como todo el que entra a estos círculos delictivos no sale con vida.

Lo que me impresionó de ésta película en particular es la crudeza de sus imágenes, muestra todo explícito, de lo más sádico a lo más violento, de lo más sexual a lo más enternecedor, y por supuesto, con el distintivo sello del humor negro de Estrada. Dije doloroso humor negro porque entre broma y broma la verdad se asoma, y "El infierno", en su realización como en su título alecciona sobre una realidad tácita de México, y lo que en la sala de cine es broma allá afuera en algún rincón de la nación es verdad, está sucediendo, y no es un chiste.

Es una satisfacción ver como el cine logra clarificar un panorama social dramatizando las ideas y los hechos acontecidos. "El infierno", éste es el infierno, con asesinatos a diestra y siniestra, con funcionarios corruptos en búsqueda exclusiva de mejorar sus condiciones económicas a costa de la vida del prójimo, aquí en esta tierra, entre sangre sudor y atrocidades esta el infierno, lo demás queda en el anecdotario de los mitos religiosos y las leyendas populares, Shakespeare diría "el infierno esta vacío, todos los demonios están aquí". Me entristece pensar en cuantas vidas se han perdido de esa forma, salvaje, asquerosa, cruenta, a manos de un crimen impune y un gobierno sin mucha credibilidad, aunque lo que tal vez me entristece aún más es el hecho de que para mucha gente no existe otra realidad, para personas entre las que afortunadamente no nos encontramos ni yo ni mi familia ni mis amigos, para esas personas no hay un mejor mañana, solo un presente de sufrimiento e inhumanidad.

No podría decir más al respecto, tal vez tiene razón el cartel de publicidad de "El infierno", 2010 nada que festejar, pues mientras la paz y la justicia no lleguen a todos los habitantes de nuestro México no podemos estar contentos ni podemos decir que hemos hecho de nuestro país el mejor posible. Un agradecimiento a Luis Estrada por su valentía al desenmascarar la realidad de México, gracias a Damián Alcázar, Daniel Giménez Cacho, a María Rojo y a todo el maravilloso elenco que supo llevar a buen puerto la trama de "El infierno". Si están leyendo vayan a verla, no está de más.


jueves, 2 de septiembre de 2010

Stephen Hawking y el problema de un tal "Dios"

"Del mismo modo que el darwinismo eliminó la necesidad de un creador en el campo de la biología, las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador del universo." Stephen Hawking

Stephen Hawking es uno de los científicos más conocidos por el vulgo (en el cual me incluyo), y es por mérito propio, pues sus múltiples apariciones por televisión le han dado un lugar en el mapa mental de las personas que gustamos de este medio de comunicación.

Hoy, leyendo las versiones electrónicas de varios periódicos, me encontré la ultima declaración del profesor, en la cual, como se puede constatar en la parte superior de este escrito, descarta la posible existencia de un Dios creador, y por lo tanto, nos invita a deshacernos de manera definitiva la concepción del ente conocido como Dios, o por lo menos, de la idea generalizada que poseemos de él en occidente.

Las cuestiones de la física, para ser franco las desconozco, al menos al nivel suficiente para argumentarlas, sin embargo, me resulta muy interesante la afirmación del profesor Hawking, pues el es alguien que tiene la posibilidad de comprender las leyes de la física como muy pocos individuos en el mundo y en toda la historia. Los comentarios no se hacen esperar cuando se habla de un tal "Dios" y el problema de su existencia, de modo tal que me he dado a la tarea de revisarlos, y no me sorprenden en lo absoluto, son los argumentos eternos de esta aún más eterna discusión, los aferrados a su fe contra los aferrados a su escepticismo.

Considero que el hecho de que el profesor Hawking haga esta declaración es algo completamente válido, debido a que está únicamente haciendo una afirmación científica,por tanto sujeta a análisis detracciones y hasta cambios. Por ese motivo tal vez es que estoy a favor de la ciencia y no tanto de la religión, el mismo Richard Dawkins habla al respecto, la ciencia no es dogmática, por el contrario, se encuentra en una búsqueda incesante de respuestas a las incógnitas del entorno en que vivimos.El reciente enunciado de Stephen Hawking, por lo tanto, no debería causar revuelo, por el contrario, debería ser al igual que todas las explicaciones científicas a lo largo de los siglos una motivación para seguir hurgando el suelo de la cueva indagando sus misterios.

Por el momento solo queda esperar a la publicación de su libro el 9 de septiembre, en donde esclarecerá porque decidió adoptar la postura atea en lugar de la agnóstica. Si el profesor tiene razón y ese tal "Dios" no existe pues ni modos, de todas formas hay que disfrutar de la vida, y si existe que bueno, no esta de más.